viernes, 26 de febrero de 2016

Atlatlauhcan

Los aficionados a la arquitectura mexicana del siglo XVI sentimos algo parecido a la fascinación por un puñado de lugares, aquellos en los que se ha conservado lo que los historiadores llamaron “capilla abierta” o “de indios”, y que, según algunas opiniones autorizadas, es una de las máximas aportaciones de la cultura mexicana a la arquitectura de occidente. Esos lugares son, entre otros, Acolman o Tlalmanaco en el estado de México, Actopan y Metztitlán en Hidalgo, Teposcolula en Oaxaca (en la foto de abajo)…
Entre todas las capillas abiertas, hay una que me gusta tanto como las demás pero que posee un encanto que me conmueve especialmente. Es Atlatlauhcan. Es verdad que en ella no se encontrará el delirio genial de la capilla abierta de Tlalmanaco, ni las extraordinarias proporciones de la de San Nicolás Tolentino en Actopan, y mucho menos la grandeza en todos los sentidos, que en esta ocasión llamaré "romana", de la de San Pedro y San Pablo Teposcolula. Pero la capilla abierta de Atlatlauhcan, que ocupa un pequeño edificio independiente adosado al templo de San Mateo en el pueblo de ese nombre, es un portento de buen gusto, belleza y proporción. 
Gracias a que pasé los últimos días de 2015 en la casa de mi amigo Ernesto Alcántara en Nepantla, pude visitar nuevamente, sin ninguna prisa y a lo largo de tres o cuatro jornadas solitarias y felices, la fantástica serie de iglesias del siglo XVI que hay en la zona: Tlayacapan y Yecapixtla, Tetela del Volcán y Ocuituco… Aproveché la ocasión para conocer Totolapan, donde nunca había estado. Y aproveché para volver a Atlatlauhcan. Allí, en dos visitas, una de día y la otra de noche, hice las fotos que conforman este post.

La fachada de San Mateo a la luz del último sol; a la izquierda de la imagen, la capilla abierta.

La capilla abierta, que ocupa un pequeño edificio independiente.

La hermosa silueta de la nave de San Mateo, con sus características almenas.
La pequeña espadaña de la derecha corresponde a la capilla abierta.

Una de las capillas posas.

El volcán Popocatépetl, visto desde el atrio de San Mateo Atlatlauhcan.

La arcada real de acceso al atrio.
San Mateo Atlatlauhcan, de noche.

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Mi retrato en el atrio de San Pedro y San Pablo Teposcolula es de Florencia Molfino.

Más sobre arquitectura en este blog:
Carlos Mijares en Michoacán, http://bit.ly/QFoXOY
Una fotografía de Alberto Kalach, http://bit.ly/1oaQvyR
Ruinas de Antigua, http://bit.ly/Ub423w
A las vueltas con Vladimir Kaspé, http://bit.ly/sSM2Ql
Sobre una escalera de Luis Barragán, http://bit.ly/1Q43fm2

La foto a la derecha es de Martirene Alcántara.


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